domingo, 27 de diciembre de 2020

¿Sentiste rico?

 No me gusta hablar mucho de mis inicios, del tiempo en que siendo un chávito de 9-10 años, ya era material de pedofilia, gordito, nalgóncillo hasta donde me acuerdo, y con ese gusto raro por los hombres.

Mi papá tenía como religiosa costumbre ir al vapor todos los domingos, y estaba ya acostumbrado a ir, a ver gente adulta desnuda, recuerdo que algunas veces me encontré a mí mismo mirando de más a algún señor, las primeras veces me miraban feo, si estaban sentados frente a mí, cerraban las piernas y se cubrían con sus toallas, y algunas otras también descubrí como esos penes peludos crecían poco a poco, como punzaban algunos, y como les escurría algo blanco a otros.

Teníamos de vecinos a una familia bastante numerosa, papás, y 6 hijos, dos mujeres y cuatro chavos, dos ya mayores, entre 15 y 18, y los menores, como éramos vecinos, nos hicimos amigos, la niña de mi hermana, y los chavillos amigos míos, se hizo costumbre que por lo menos yo, me la pasara todo el día con ellos, ya casi era parte de la familia, mi hermana un poco menos, pero los chavos y yo éramos inseparables, recuerdo haberme quedado a dormir con ellos varias veces, y había mucho cariño de mi parte por ellos, y su papá, a quien le debo mi gusto por los hombres grandes, un señor güero, alto, peludo, imponente el don.

Alguna vez nos encontramos en el vapor de la colonia, los mayores platicaban y los chavitos nos dedicábamos a jugar, eran tiempos de inocencia, y de gusto por coincidir, que se hicieron más constantes, recuerdo un día en especial en que por la mañana el Don después de saludar a mi papá, le decía que si se veían al rato en el vapor, mi papá dijo que no, y el don le pidió permiso para llevarme con ellos, mi jefe accedió, y así lo hicimos, me fui con ellos al vapor, la dinámica de siempre, estar un rato que nos parecía eterno en el vapor, para después de rogar y rogar, nos dejara salirnos a jugar, éramos felices jugando con las mangueras o a andarnos correteando por todo el lugar, hasta que llegaba la hora de verdad bañarnos, el don se encargaba de sus hijos, bañándolos con paciencia porque éramos un desmadre, el hecho de tallarles la espalda, el cuerpo, uno por uno, para después dejarlos ir a jugar y después dejarlos ir, hasta que llegó mi turno, yo me bañaba solo, pero en esa ocasión, el don solo me dijo, a ver chaparro, ven para acá!, obedecí, y me hizo ponerme de espaldas a él, estaba sentado, me puso shampoo en el cabello y me dejó lavármelo solo, tomó un poco de jabón pero lo puso en su mano, no en el estropajo como con sus chavos, sentí su mano por mi cuerpo, por mi pecho, cuello y caderas, me volteó, puso un poco más de jabón en su manos y las pasó por mi espalda, hasta llegar a mis nalguitas que no tocó, se agachó un poco más y pasó jabón por mis piernas, hasta que decidió que ya estaba limpio y me dejó seguir jugando con sus hijos.

Todo transcurrió normal, y siguió de la misma manera, hasta que otro domingo igual me fui con ellos al vapor, estábamos creciendo, y yo seguía con la maña de entretenerme viendo vergas, me sabía de memoria las nalgas de mis amigos, sus vergas pequeñas y algunos pelitos que les iban saliendo a ellos, pero ver al don era lo máximo, ese torso peludo, esas nalgotas, una verga que me parecía hermosa y enorme blanca y gruesa en medio de tanto pelo, y fueron varias veces las que el don me cachó observándolo, y aunque yo me hacía wey, era evidente que ya se había dado cuenta.

Como siempre, el inevitable momento del baño, mis amigos ya se bañaban solos, y yo con ellos, recuerdo una ocasión en que el mayor se pasó de caricias y nos mostraba una erección que nosotros dos mirábamos divertidos, pero su papá nos cachó y después de un estruendoso grito de "déjense a´i"!! nos aplacamos, los baño de la misma forma, y de nuevo al último yo, como siempre, el shampoo y sus manos en mi espalda, solo que me pidió que me acercara más, porque así no me podía bañar, lo hice y me pegué a él, sentí sus pelos de la panza en la espalda, y era inevitable que con cada tallada yo le pegara más las nalgas a su pene hasta ese momento dormido, sentí como me acercó a él, y con las dos manos me empezó a poner jabón en las ingles, masajeándome con los dedos y pegándome más a él, me incliné un poco, cosa que no le molestó, e hizo lo que nunca, sentí su mano en mis nalgas, me tallaba naturalmente, hasta que por fin dejó ir de más la mano, pasándomela por la entrepierna, mientras me decía: aquí también hay que lavarse chaparro!!, yo?? estaba extasiado, en la pendeja total, lo dejé que lo hiciera, hasta que me sacó de mi éxtasis con una pregunta: ¿ya te lavaste el hoyito? le dije que no, así que me acercó de nuevo a él, se puso de nuevo jabón las manos, y pasó de forma enérgica su mano entre mis nalgas, estoy cien por ciento seguro que sentí como sus dedos lavaban o acariciaban mi culo, estaba sintiendo delicioso y fue inevitable ponerme erecto, al enjuagarme, el don se dio cuenta, y mientras me enjuagaba, me dijo: ¿qué pasó chaparro, sentiste rico?, no le respondí, y con el jabón en la cara, me di cuenta cuando se levantaba, y guardaba una erección enorme al cerrarse la toalla.

No dije nada, jamás pregunté, pero era de cajón el quererme ir con ellos al vapor cuando mi jefe no quería ir y creo recordar que me enojaba cuando iba mi papá, se fueron haciendo más y más constantes estas idas al vapor, y era sensacional cuando nos íbamos solos, una ocasión fue con nosotros uno de sus hijos mayores, el andaba en su pedo, y nosotros a jugar y jugar, de nuevo bañadera, y sus cuidados especiales que le dedicaba a mi cuerpo, yo me dejaba hacer,  y era ya un ritual el que me lavara las nalguillas como él decía, en una de esas, mientras le dedicaba a mi hoyito su lavado especial, sentí como dejaba ir un dedo, sentí ese entrar en mí, y aunque fue solo por un momento, sentí ese primer dolor, me quejé, así que el don solo me dijo: ¿te cayó jabón en el hoyito chaparro?, le dije que sí, me ardía, así que me acercó a él, para enjuagarme, sentí sus dedos primero enjuagándome, pero después como me recorría el agujero de diferentes formas, su manota entre mis nalgas, y de nuevo un dedo queriendo entrar, -para que no me quedara jabón- me dijo, y ese momento entró su hijo mayor, al que solo distinguí como se quedaba helado al ver la escena, aquel no dijo nada, solo le dedicó una mirada asesina y un -ya vámonos no?- que el don respondió ya vamos de forma nerviosa.

Y se terminaron las idas al vapor, y aunque yo seguía yendo con mi papá, extrañaba esos cariños, meses después, se mudaron, cuando nos despedimos de ellos, me dijo en un susurro -siempre serás mi chaparro!!- el siguiente fin de semana se fueron y nunca volvimos a saber de ellos.

Sería porque nos cacharon y eso iba a terminar mal?, creo que nunca lo voy a saber.

Y Tú, mi calenturiento lector, recuerdas la primera vez que sentiste rico?

Besos negros y que sientan rico.

Enano Perverrrssso

Diciembre 2020